EL PODER DE LA OPINIÓN

En esta semana han ocurrido demasiadas cosas, y sobre todo feas. Pones el telediario y no hay nada bueno, que si corrupcion política, que si negligencias médicas, una pena. Esto es lo que ocurre casi todos los dias; si no es una cosa, es otra. Pero de un tiempo a esta parte he estado pensando en la objetividad periodística. Dicen que esto es imposible, porque antes de periodistas son personas, y es lógico.

Todos los domingos compro el periódico, y no tengo demasiadas preferencias, compro el que creo que me ofrece más para leer, hay semanas que llega el jueves y todavia estoy en faena. La semana pasada compré El Pais, y llegado el lunes estaba con el Semanal. Ya era tarde, y como siempre, no había nada en la tele, sobre todo ahora en verano (eso da para otro comentario), y hacía zapping. Me encontré con El Gato, un programa de Intereconomia.

Imagínate, viendo una especie de tertulia de cuatro "expertos" como si estuvieran en un antiguo café de Madrid, con su vino y todo (le faltaba el puro a cada uno/a), diciendo no menos que Zapatero es una marioneta sin rumbo, y que la ministra Aido lo máximo que ha había hecho hasta ahora es organizar las fiestas de un pueblo de Córdoba, y a la vez leyendo el Semanal de El País.

Con las risotadas de fondo, me encuentro con un artículo pequeñito de Juan Jose Millás, en el que aparece una foto de Camps y Barberá, juntos y sonrientes, saludando a no sé quién. Antes de nada, no quiero hablar de rigor, ni de credibilidad, ni de profesionalidad, sólo de objetividad. Bueno, pues el artista comparaba de alguna manera a estos dos políticos con Franco y Millán Astray. Por Dios, ni una cosa ni la otra. Dónde está el deber de informar del periodista, sólo de informar, de contar verdades. No sé si Millás es periodista, ni los contertulios de El Gato, supongo que me diréis que dan su opinión. Luego se nos llena la boca diciendo que esto es Democracia, el poder decir lo que uno quiere cuando quiere, y estoy de acuerdo, pero trabajan para los medios, y debería haber un punto de objetividad en todo esto. La democracia también es dejar trabajar a los jueces sin que todos los días salga uno diciendo que la justicia está pervertida, y también es poder inculpar a un político si hay indicios o lo que sea, y confiar en él hasta que se demuestre lo contrario. Lo que nos gustan los extremos...
No me extraña que los jóvenes no vayan a votar, ni que estén desengañados. Todos están contribuyendo a esto, al pasotismo; los políticos, los medios, la justicia...

En fin, ya que estamos y cambiando de tema, también quería dar mi opinión sobre el Presidente del Gobierno y su talante, sin querer caer en lo que antes he criticado. Hace poco hablaba sobre lo que el Gobernador del Banco de España había dicho sobre la crisis. Decía algo como "una cosa es la opinión de un experto y otra gobernar para todos los ciudadanos". Y tiene razón en todo. El Presidente del Gobierno está para gobernar a todos los ciudadanos, y repito, a todos los ciudadanos; a buen entendedor... Y segundo, el Presidente no tiene por qué ser un experto, pero sí debería rodearse de ellos. Porque si no, mal vamos...