Más allá de lo que ves

EL CORAZÓN DELATOR

Acaban de cumplirse doscientos años del nacimiento de Edgar Allan Poe, su merte sigue envuelta en un halo de misterio, en consonancia con su obra, con sus poemas y sus historias.
Empecé a leer a Poe casi desde niño, recuerdo largas noches en la cama, con la lámpara de la mesita encendida y disfrutando con sus libros. La caída de la casa Usher, El gato negro, El corazón delator, Ligeia....
He de reconocer que nunca he pasado tanto miedo leyendo un libro como cuando leo a Poe, no es un miedo visceral y sangriento, por el contrario, es un miedo lento, angustioso, opresivo, elegante, un miedo con el que uno ha de aprender a vivir después de cerrar el libro, porque su literatura te persigue durante el resto de tu vida, enriqueciéndola y dotando a nuestra fantasía de resortes que no nos puede ofrecer casi ningún autor actual.
Doscientos años, doscientos años de casas que están a punto de caerse bajo una presión sofocante e invisible, de gatos que maúllan desde la tumba, de enterramientos en vida y de muerte prematura, doscientos años de toneles de amontillado y de corazones delatores, de pozos y péndulos que van y vienen infinitamente acercándose a nuestro torso desnudo, rasgándolo, doscientos años de poemas y de una vida empapada en alcohol que acabó en un hospital de Baltimore, entre el delirio y la soledad.
He de reconocer que sigue acompañándome más de una noche, bajo la luz de una lámpara de mesita de noche, en silencio, inexorable, terrorífico, y que he de volver a él cada cierto tiempo para recordarme quizás que sigue ahí, que nunca murió, que fue enterrado en vida...
Si no lo han hecho todavía, lean a Poe, háganlo con tranquilidad, en silencio, por la noche, bajo la luz de su mesita de noche...lo merece.

Juliqui